
Terapia Regresiva
La terapia regresiva se remonta a culturas ancestrales occidentales y orientales, que se unieron para tener un remedio al sufrimiento profundo del ser humano. Se trata de un método excelente para eliminar traumas, miedos y fobias, que con el paso de los años ha ido mejorando gracias a la medicina y la psicología.
Con esta terapia se pretenden despertar recuerdos en la persona que no sabía que existían y que con la regresión se encontrará la fuente que originó el bloqueo emocional que tenemos en el presente.
Las técnicas más habituales son la relajación profunda y la hipnosis. En ambos casos, al llevar la mente a un estado de reposo se llegará al inconsciente para que los recuerdos y las vivencias que atormentan a la persona salgan a la luz.
De esta manera se tomará consciencia de ellos, recuperando así el control de su vida.
Funcionamiento de la terapia regresiva
La base de este método consiste en ayudar a la persona a conseguir un estado alterado de consciencia gracias al que revive situaciones ‘enterradas’ en su mente. Una vez conseguido ese estado alterado mediante la relajación profunda o la hipnosis, el terapeuta guía al paciente de tal manera que las regresiones a edad temprana (infancia, adolescencia) implican revivir hechos que pudieron provocar un impacto emocional que haya sido el causante de comportamientos y problemas actuales.
Revivir el trauma es imprescindible para desactivar de nuestro cuerpo lo que se conoce como memorias ancladas y por tanto llegar a la sanación física.
Hay que conectar con la emoción que suele llevar mucho tiempo reprimida, darla un espacio y liberarla, lo que nos producirá una sanación emocional.
Tomar conciencia de manera profunda y comprender los patrones de conducta que quedaron en el subconsciente conlleva a la sanación mental.
¿Para qué sirve la terapia regresiva?
Son muchos sus beneficios y, dependiendo de la necesidad del paciente, se darán unos u otros, entre ellos: